La andragogía como ciencia
Según Paulo Freire, la educación de adultos debe ser una “Educación Problematizadora” para lo cual los educandos en vez de ser dóciles receptores de los depósitos cognoscitivos, se transformen ahora en investigadores críticos en diálogo con el educador. Para conocer más sobre este educador.
Su propuesta de “Educación Problematizadora”, niega el sistema unidireccional que propone la educación bancaria, donde el maestro habla y el alumno escucha, el maestro está de pie, mientras el alumno sentado. Aquí se da una comunicación de ida y vuelta. El proceso educativo no se ve como un mero depósito de conocimientos sino que es un acto cognoscitivo que sirve para la liberación entre el educador y el educando, se da la posibilidad del diálogo.
¡Jóvenes! creo que todos los seres humanos necesitamos ser nosotros mismos, no sentir que estamos subyugados a algo o alguien, ¿no les parece? es ahí, entonces donde radica lo importante de la perspectiva planteada por Freire, en la que el educador ya no sólo es quien educa sino que también es educado mientras establece ese diálogo en el que se desarrolla el proceso educativo. Aquí alumno y maestro se educan en comunión, de manera horizontal, se pierde la verticalidad. El educador ya no se “apropia del conocimiento” sino que éste es sólo aquello sobre lo cual educador y educando reflexionan.
La educación como práctica de la libertad, implica la negación del hombre aislado del mundo, propiciando la integración. La construcción del conocimiento se da en función de la reflexión, que no será una mera abstracción, sino en su relación con el mundo en el cual convive.
Finalmente, Freire señala que así como la “Educación Bancaria” es meramente asistencial, la “Educación Problematizadora” apunta claramente hacia la liberación y la independencia. Orientada hacia la acción y la reflexión de los hombres y mujeres sobre la realidad, se destruye la pasividad del educando que propicia la adaptación a una situación opresiva. Esto se traduce en la búsqueda de la transformación de la realidad, en la que opresor y oprimido encontrarán la verdadera liberación humanizándose. En el caso hondureño, no podemos seguir brindando una educación en la que quienes participan de la misma solamente sean receptores, debemos encaminar a la formación de hombres y mujeres vinculados a los cambios sociales, que hagan escuchar su voz y que ofrezcan alternativas en cualquier situación de la vida cotidiana.
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